Tras los acontecimientos que estamos viviendo por el coronavirus (COVID-19), la Organización Mundial de la Salud ha declarado la situación de pandemia. Hay personas infectadas por este virus en la mayoría de países del mundo y los profesionales sanitarios insisten en la necesidad de cumplir con las medidas preventivas que se establecen para poder frenar esta situación cuanto antes.
Para evitar la propagación del virus, se ha puesto en marcha una campaña de información para recordar a los ciudadanos las precauciones básicas que deben tomar para evitar la propagación del COVID-19. Dada la presencia del nuevo coronavirus en nuestra sociedad y la declaración de pandemia por parte de la OMS, es necesario que los ciudadanos adopten prácticas básicas de prevención y se tomen medidas de contención que ayuden a frenar la propagación del virus.
Una de las medidas más importantes y eficaces que deben integrarse en la rutina diaria es el lavado frecuente de las manos. Además de esto, si tose o estornuda, es importante también que se cubra la boca y la nariz con un pañuelo o con la parte interior del codo y lavarse las manos inmediatamente después.
También es fundamental mantener una distancia de seguridad con otras personas de un metro diariamente y evitar el contacto con cualquier persona, especialmente con personas que tengan síntomas de infección respiratoria.
Otra recomendación importante para evitar la propagación del coronavirus es evitar compartir alimentos y utensilios sin limpiarlos en profundidad.
En cuanto a las mascarillas, no es necesario ni recomendable su uso, a menos que un profesional sanitario le indique lo contrario. Hay que tener en cuenta que el uso de mascarilla no evita el contagio.
Después de tocar cualquier objeto, especialmente en lugares públicos, es importante evitar tocarse la nariz, la boca o los ojos sin haberse lavado las manos previamente.
Además, es muy importante evitar las aglomeraciones y acudir a espacios cerrados con un gran volumen de personas. Es fundamental prestar especial atención a la protección de los grupos más débiles, como los ancianos y enfermos crónicos o con problemas del sistema inmunitario. Y, por supuesto, hay que evitar los desplazamientos que no sean estrictamente necesarios.