Desde hace un tiempo los caballos salvajes del desierto de Namibia han llamado la atención de locales y científicos debido a su gran afán de supervivencia. La historia de supervivencia de estos animales es algo extraordinario, que puede estar llegando a su fin.
La extinción de estos ejemplares puede estar muy cerca, debido a la sequía de la zona y las hienas han reducido la población de caballos salvajes a tan solo 74. La población nunca ha sido muy numerosa, estando por encima del centenar, excepto hace cuatro años cuando había unos 300 caballos salvajes.
Según explica a EFE Mannfred Goldbeck, presidente de Namibia Wild Horses, una fundación sin ánimo de lucro que trabaja en su preservación.
«La antigüedad de los caballos es de unos 104 ó 105 años. Había un criadero al borde del desierto de Namibia que los mantenía para las minas de diamantes, para el trabajo y también para recreo. Durante el tumulto por la Primera Guerra Mundial, el dueño fue repatriado a Alemania y estos caballos quedaron libres»
Los caballos salvajes se asentaron en una zona del extremo meridional del desierto donde había agua. El terreno donde estos animales se asentaron cambió en 1986 debido a que parte pasó a ser parque nacional Namib-Naukluft, y las vallas para delimitar esta zona limitó el terreno donde estaban asentados.
Los caballos salvajes del desierto de Namibia son muy parecidos a los caballos comunes. la única diferencia es que estos son más delgados y pequeños. Se extiende en una zona de unos 60 kilómetros en diferentes clanes.
Actualmente ningún potro ha sobrevivido para llegar a la edad adulta, debido a los ataques de las hienas y la grave sequía que padece la región. El Gobierno ha tratado de proteger a estos ejemplares, pero no están consiguiendo grandes avances. Namibia Wild Horse se ha ofrecido a hacerse cargo de la custodia de estos caballos salvajes, para intentar que no se extingan.
Aunque actualmente el Gobierno ha rechazado esta opción, pero está empezando a dar luz verde a la captura de las hienas. Esta postura no ha estado exenta de polémica, ya que la captura de estos animales va en contra de los principios del parque y de los animalistas.